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Guillermo Gil, 54 x 65 cm, óleo sobre tela, 1979. Pintura de la etapa más impresionista del autor. La composición recoge como tema central un caballo, de raza mallorquina (se usaban para labores del campo y tirar de carros), portando las sacas de olivas que se han recogido en la zona del barranc de Biniaraix (Sóller). Tapado por una de las sacas, se encuentra el campesino o pagès que lo guía. En segundo plano contemplamos la majestuosidad de la Serra de Tramuntana, terreno montañoso y escarpado por el que se abre camino un sendero angosto, rodeado de olivos milenarios. Los efectos lumínicos en las rocas, los acentúa el pintor utilizando la técnica de la espátula y una pincelada empastada de gran efecto. Temática poco frecuente del artista y podríamos calificar el cuadro como excepcional.
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Las obras de Gil son pequeños fragmentos de la isla de Mallorca, cuyas temáticas se centrarán siempre en el archipiélago mallorquín realizando desde marinas, paisajes naturales y rurales a vistas urbanas de los pueblos de la Sierra de Tramontana, principalmente, Deià y Valldemossa. Desde el punto de vista cromático su pintura se caracteriza por una paleta llena de colores vibrantes, utiliza tonalidades cálidas para describir las paredes de las viviendas que componen sus característicos paisajes rurales de la sierra que se pierden entre la vegetación y la naturaleza del entorno para la cuál selecciona tonalidades más frías. Cabe destacar que Gil no sigue una evolución lineal, sino que irá experimentado y por ello la pincelada variará. Se iniciará en una pintura más academicista y realista generando atmósferas y veladuras, composiciones de grandes masas de pintura con pinceladas pastosas, pero los colores no presentarán tanta intensidad y saturación. Este cuadro en concreto se puede fechar en la década de los 90 dónde su paleta ya empieza a caracterizarse por tonos elevados y saturados que se alejan de la realidad. Resalta el uso lineal de la espátula. El cuadro se encuentra en buen estado de conservación, si bien aparecen unas grietas por el paso del tiempo, que pueden ser habituales en la superposición de capas pictóricas. Con marco clásico de la época.
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