Antoni Llabrés Campins, 54 x 65 cm, óleo sobre tela. En este cuadro se representa un interior, dos figuras femeninas protagonizan la escena, una mujer y una niña acompañadas por un perro, están sentadas al rededor de una mesa comiendo en lo que podría ser el comedor de la vivienda. En segundo plano una puerta abierta y una gran ventana dejan ver el paisaje, una ladera verde que en el extremo izquierdo presenta un camino que dirige hacia unos edificios, mientras que en el extremo derecho se observa un hombre al lado de un coche.
La obra de Llabrés Campins se caracteriza por la importancia del color, sus cuadros presentan una comunión de colores contrastados con tonalidades cálidas y frías y una gran degradación tonal. Para el artista no hay una jerarquía respecto a los elementos que configuran las composiciones, pues trata de la misma manera personajes, paisajes u objetos, por ello, una hipótesis explicaría el por qué sus personajes se hallan despersonalizados, sin rostro, o puede que sea un elemento más que configura su lenguaje personal. Por otro lado, aunque a primera vista parezca una composición simple, el espacio está configurado a partir de criterios puramente geométricos, todos los elementos son formas geométricas estudiadas, como por ejemplo, la puerta, ventana, la mesa del extremo derecho, la central y aquella que se encuentra en primer plano del extremo derecho, son formas cuadradas, rectangulares y circulares. Se trata de una pintura bidimensional en el sentido que no pretende dar volumen a los objetos, pero si pretende dar efecto de profundidad al espacio por lo que aplica la perspectiva lineal. El estilo de Llabrés es muy personal, remite al mundo onírico y, muchas veces, su arte ha sido etiquetado de naif, con lo que el artista se ha mostrado en desacuerdo. La obra se encuentra en perfecto estado de conservación y presenta enmarcación.
Antoni Llabrés Campins, 54 x 65 cm, óleo sobre tela. En este cuadro se representa un interior, dos figuras femeninas protagonizan la escena, una mujer y una niña acompañadas por un perro, están sentadas al rededor de una mesa comiendo en lo que podría ser el comedor de la vivienda. En segundo plano una puerta abierta y una gran ventana dejan ver el paisaje, una ladera verde que en el extremo izquierdo presenta un camino que dirige hacia unos edificios, mientras que en el extremo derecho se observa un hombre al lado de un coche.