Alejandro Gómez Vizcarro, 21 x 29 cm, pastel sobre papel, 2024. Obra de gran belleza que remarca, en la silueta de la costa de Sóller, la puesta de sol en el poniente de la isla de Mallorca. La superposición de planos están magníficamente marcados con la fuerza de los colores, atenuándose a medida se alejan las montañas de la costa. Alejandro se sirve de la luz y el color de la isla como hicieran los posimpresionistas que desembarcaron en estas tierras a finales del siglo XIX en busca de estos paisajes.
No es erroneo clasificar la obra de Alejandro como neoposimpresionismo mallorquín, porque se somete a las características ambientales y atmosféricas de Mallorca. El paisajismo de Alejandro evoca la gran obra surgida desde finales del XIX hasta mediados del XX de las pinceladas de los artistas catalanes y mallorquines que se formaron con ellos, y que en su momento formaron la "Escola pollensina". Santiago Russinyol, Joaquin Mir, Anglada Camarasa, Tito Cittadini y Dionis Bennassar, forman su tratado de pintura como punto de partida. Luego, Alejandro Vizcarro a nacido con el Don de la reinterpretación respetuosa de las pinturas y la técnica de sus maestros. La obra esta recientemente enmarcada y está en perfecto estado.
Alejandro Gómez Vizcarro, 21 x 29 cm, pastel sobre papel, 2024. Obra de gran belleza que remarca, en la silueta de la costa de Sóller, la puesta de sol en el poniente de la isla de Mallorca. La superposición de planos están magníficamente marcados con la fuerza de los colores, atenuándose a medida se alejan las montañas de la costa. Alejandro se sirve de la luz y el color de la isla como hicieran los posimpresionistas que desembarcaron en estas tierras a finales del siglo XIX en busca de estos paisajes.
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Vizcarro, Alejandro, Costa de Soller
Alejandro Gómez Vizcarro, 21 x 29 cm, pastel sobre papel, 2024. Obra de gran belleza que remarca, en la silueta de la costa de Sóller, la puesta de sol en el poniente de la isla de Mallorca. La superposición de planos están magníficamente marcados con la fuerza de los colores, atenuándose a medida se alejan las montañas de la costa. Alejandro se sirve de la luz y el color de la isla como hicieran los posimpresionistas que desembarcaron en estas tierras a finales del siglo XIX en busca de estos paisajes.