Hombre con pipa. Museo Reina Sofía
Siempre hay una razón para entrar en un museo. Este verano no se pueden pasar por alto. En cualquier ciudad, en cualquier localidad, en cualquier país..., un cuadro habla tu mismo idioma; comunícate con él.
Jacques Dupin cataloga como «pinturas oníricas» al grupo de lienzos realizados por Joan Miró, en París, durante los años 1925, 1926 y 1927, es decir, durante el período de mayor proximidad del pintor a la poética surrealista. Miró había tenido acceso a las innovadoras revistas parisinas que incluían poemas de Apollinaire, Max Jacob y Reverdy. Previamente había conocido a Picabia, que acababa de llegar a Barcelona procedente de Nueva York, profundamente imbuido de las ideas dadaístas, que comenzó a publicar en la revista 391. El catalán lo absorbió todo, lo que le influyó en su trabajo, tanto técnica como estilísticamente, contribuyendo al progresivo enriquecimiento de sus obras.
Así, a partir del año 1923-1924, Miró desarrolla una producción cercana al surrealismo, que marcará definitivamente su producción. Pintura (Hombre con pipa) ejemplifica la libertad creativa que propugna esta tendencia y que lleva al pintor a experimentar con un nuevo lenguaje, tomando como punto de partida el más genuino procedimiento surrealista: el automatismo. El personaje que da nombre al cuadro, tratado con gran dosis de ironía, se mimetiza aquí con el espacio imaginario, que llega a rozar la abstracción. La gracia con que se han ejecutado los punteados, así como el dibujo de trazo suelto y libre, constituyen asimismo señas de identidad de este lienzo.
Paloma Esteban Leal
Fuentes: https://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/pintura-hombre-pipa