Guillermo Gil, 38 x 46, óleo sobre tela. Esta obra de 1982 se adentra en una etapa de Guillermo Gil donde se acerca al posimpresionismo. La pincelada es rápida y viva, con un claro predominio de verdes en tonos pastel para recrear la vegetación que envuelve la finca de Son Anglada, con la casa en el centro de la composición.
Joan Riera Ferrari, 35 x 116 cm, técnica mixta sobre madera. Paisaje marítimo con predominio de la formación rocosa, creada a partir de materiales que presentan una gran plasticidad. Los colores oscilan entre los marrones claros, los ocres y negros. Representa la costa rocosa de Mallorca desde una perspectiva que roza la abstracción.
Guillermo Gil, 38 x 46, óleo sobre tela. Representación de un pueblo de la Serra de Tramuntana, a partir de colores vivos y saturados que nos recuerdan a los tonos fauvistas. La pincelada, con exceso de material, es rápida para representar plantas, mientras que es más meditada en lo que respecta a las casas y detalles arquitectónicos.
Guillermo Gil, 73 x 92 cm, óleo sobre tela. Obra de las últimas décadas, en la que experimenta con una visión más academicista del paisaje mallorquín. Hay un claro predominio del azul, mezclado con verdes y turquesas par resolver el agua, y con morados para dar un efecto de profundidad a partir de las montañas del fondo. Todos estos matices fríos contrastan con los tonos naranjas y ocres que forman las rocas en primera instancia, y dejando entrar las ramas de un árbol dentro de la composición.
Paul Klee, 60 x 50 cm, giclée, 1940. Dibujo en el que se representa un pájaro.
Juan José Gimeno, 100 x 100 cm, acrílico y metacrilato. Esta obra de Jose Juan Gimeno representa las ventanas de un edificio en la que contrasta el color blanco con el granate del edificio, creando luces y sombras que nos hablan del momento del día en el que se encuentra la imagen, como si fuera la captación de un instante a través de una fotografía.
José Juan Gimeno, 150 x 75 cm, acrílico y metacrilato. A partir de colores grises y azules, el artista representa un edificio que hace esquina entre dos calles. Los detalles predominan en la fachada del edificio principal. En las ventanas blancas puede verse el metacrilato a modo de soporte.
José Juan Gimeno, 150 x 150 cm, acrílico y metacrilato. La obra está dividida en dos partes: en la superior se representa el Palacio de Congresos de Palma a partir de tonos grises que reproducen las sombras creadas por las formas de la arquitectura; en la parte inferior vemos el reflejo de los edificios que rodena el palacio de congresos - el antiguo edificio de Gesa y las demás construcciones - los cuales se reflejan en sus cristales. Éstos se representan a partir de colores anaranjados y cálidos.
Juan José Gimeno, 100 x 100 cm, acrílico y metacrilato. La obra presenta colores grises en distintos tonos para crear edificios a partir de líneas rectas y formas geométricas, creando luces y sombras que representan un momento luminoso del día. Usa también algunos tonos cálidos para el interior del negocio, así como distintos tonos de azul para los balcones.
Juan José Gimeno, 150 x 200 cm, acrílico y metacrilato. Esta obra se divide en dos partes diferenciadas: a la derecha, de mayores dimensiones, vemos la fachada de un edificio formada por balcones y ventanas a partir de formas cuadrangulares y rectangulares. La representación de uno de los pisos está intencionadamente inacabada, hecho que caracteriza el estilo propio del artista. A la izquierda encontramos un parque de Palma, el cual presenta un porche hecho con barras de madera por el que se filtra la luz, creando sombras en un momento luminosos del día. Para la primera escena utiliza tonos naranjas y azules grisáceos, mientras que usa beiges y negros para los efectos de luces y sombras.
José Juan Gimeno, 150 x 75 cm, acrílico y metacrilato. Esta obra destaca por la gama de colores utilizada por el artista, ya que el uso de grises crea los efectos de luces y sombras en una calle estrecha, que hacen destacar el color rosa del edificio del fondo y el color azul de las persianas del edificio en primera instancia. Las líneas rectas crean un conjunto de figuras geométricas con detalles inacabados que representan las ventanas de las construcciones arquitectónicas. Algunas de ellas representa la forma de los balcones tan característicos de la ciudad de Palma.
Juan José Gimeno, 50 x 50 cm, acrílico y metacrilato. En esta obra de José Juan Gimeno se puede apreciar el uso del metacrilato como soporte en las ventanas del edificio en primera instancia, lo que permite crear efectos de sombras difuminadas. A lo lejos, a través de los tejados, podemos divisar un castillo medieval con almenas, el cual se crea a partir de colores marrones y granates, al igual que los tejados, que contrastan con el azul del cielo y el blanco de las fachadas.
Juan José Gimeno, 70 x 150 cm, acrílico y metacrilato. Esta obra representa la ciudad de Nueva York desde distintos ángulos y planos. Por un lado, a la derecha, vemos los edificios característicos, con ventanas altas y escaleras de emergencia en la misma fachada, que contrastan con los colores más vivos de algunos pequeños graffitis. Predominan los grises y los granates, reflejando el color de los ladrillos rojizos. El toque de color del cuadro lo da una obra de arte urbano que representa la Estatua de la Libertad en un estilo pop.
Guillermo Gil, 89 x 130 cm, óleo sobre lienzo. Esta obra representa las vistas hacia el mar desde las montañas de Deià, a partir de distintos tonos de azul para crear el cielo y el mar. Las rocas, en primera instancia, presentan colores amarillos y grises, así como los árboles con matices verdes. Al fondo se representan las montañas con colores grises y tonos lilas para crear el efecto de profundidad.
Josep Guinovart, 187 x 76,5 cm, técnica mixta sobre lienzo. Esta obra de Josep Guinovart muestra la figura de una menina de Velázquez a modo de boceto desde dos perspectivas, una hacia abajo y otra hacia arriba, colocadas como si fueran un espejo. La figura inferior presenta un vestido marrón, mientras que la superior viste una estructura de alambre de la que cuelgan lazos azules y rosas. El fondo es gris verdoso, y en ambos lienzos (uno para cada menina) están unificados con una estructura de madera pintada en amarillo pálido.
Josep Ventosa, 60 x 73 cm, óleo sobre tela. Pintura de mediados del siglo XX de gran factura del pintor catalán, inspirado por las oliveras milenarias de la Serra de Tramuntana de la isla de Mallorca. Con esta obra Ventosa se encuentra inmerso en la pintura paisajista, teniendo como tema principal los campos de Mallorca, centrándose en muchos de sus cuadros, como este mismo, en las oliveras de los caminos que rodean las montañas de la costa norte de la isla. Destacan las copas tupidas de numerosos verdes, grisaceos y azulados, confrontando en ellas la luz y la sombra; sostenidas por robustos troncos que marcan en muchos de ellos sus cientos de años. Estos cuadros inspiraron a muchos otros pintores de la isla.
Julio Viera, 65 x 54 cm, óleo sobre tela.Obra original del singular artista Viera, uno de los representantes más reconocido del surrealismo mallorquín y el de mayor influencia "daliniana"; su amistad con el genio Salvador Dalí se forjó durante su estancia en París. Este cuadro pertenece a su serie de arlequines, figura muy recurrente en sus composiciones, que plasma con cierto aire delirante. El tema principal es la figura y el instrumento (mandolina), de fondo aparece la ciudad de Venecia representada por sus lagos y sus palacios. La anatomía de la persona la pinta muy estilizada que nos recuerdan a las figuras del Greco, infundiendo por ello, cierto dramatismo a la escena.
Julio Viera, 73 x 60 cm, óleo sobre tela.Obra original de 1996 del singular artista Viera, uno de los representantes más reconocido del surrealismo mallorquín y el de mayor influencia "daliniana"; este cuadro es fruto de uno de los últimos viajes realizados a finales de la década de los ochenta, que lo llevo a la capital de la, por entonces, Unión Soviética. De nuevo pinta como tema central el 'arlequín' la composición deja entrever un guiño al folclore de aquel país.
Arturo Muñoz, 100 x 100 cm, óleo sobre tela, 2018. Lienzo que sigue a la serie de estudio de la contraposición, el tono y la proporción áurea reflejada en toda la composición. En esta obra excepcional añade un nuevo elemento geométrico con la superposición de las formas angulares sobre el círculo. Arturo demuestra en esta obra la herencia de su maestro Alceu Ribeiro. Y consigue un equilibrio atrayente que hipnotiza.
Arturo Muñoz, 65 x 50 cm, óleo sobre tela, 2019. Lienzo que sigue a la serie de bodegones en la proporción áurea reflejada en toda la composición. Representación cubista de objetos sobre mesa; se pueden distinguir, botella y libro. Rodea a dicha composición cierto simbolismo visible en el "52" en la parte superior izquierda. La perspectiva se logra con la superposición de capas cromáticas planas. Como en gran parte de toda su obra, Arturo demuestra en ésta la herencia de su maestro Alceu Ribeiro. Y consigue un equilibrio atrayente que hipnotiza.
Martín Garrido, 130 x 97 cm, óleo sobre tela, 2007. Pintura que sirvió para el cartel de presentación de la obra de teatro Un hivern a Mallorca, inspirada en el libro de George Sand Un hiver à Majorque. En este cuadro se representa a Fréderic Chopin y George Sand en un primer plano y en el fondo la Cartuja de Valldemossa, donde estuvieron hospedados con los hijos del músico, del 15 de diciembre de 1938 al 11 de enero de 1939. La pintura reúne las cualidades del artista para formar un estilo propio a pesar de su juventud (25 años) en el momento de su realización.
Martín Garrido, 130 x 97 cm, óleo sobre tela, 2007. Pintura que pertenece a la serie que pintó para la exposición en el Casal Balaguer con motivo de la inauguración del Teatro Principal de Palma, junto a la obra que sirvió para el cartel de presentación de la obra de teatro inspirada en el libro de George Sand Un hiver à Majorque. En este cuadro se representa la Cartuja de Valldemossa, donde estuvieron hospedados Chopin y George Sand, con los hijos del músico, del 15 de diciembre de 1938 al 11 de enero de 1939. La pintura reúne las cualidades del artista para formar un estilo propio a pesar de su juventud (25 años) en el momento de su realización.
Martín Garrido, 114 x 146 cm, óleo sobre tela, 2014. En este cuadro se representa a los arlequines tan característicos desde el principio de su obra, que evoca a un admirado por el artista, Pablo Picasso. Las figuras anónimas representadas con maniquís de dibujo sin rostro resuelve el anonimato, para que cualquier espectador se pueda ver representado y así se introduzca dentro de la obra, formando parte de la misma, como en una escena teatral. La pintura reúne las cualidades del artista para formar un estilo propio a pesar de su juventud en el momento de su realización.
Martín Garrido, 98 x 91 cm, óleo sobre tabla, 2000-2005. Pintura que pertenece a la serie "Centauro" (conocemos dos cuadros por lo menos). El hombre con cuerpo de caballo lleva un traje de arlequín. Destaca la postura vigorosa del centauro en acción y la grupa del caballo iluminada por un intenso reflejo en su pelo, en contraste con el fondo oscuro. La pintura reúne las cualidades del artista para formar un estilo propio a pesar de su juventud (menos de 25 años) en el momento de su realización.
Concierto Dover "Late at night, La Riviera. 140 x 100 cm, papel. Cartel original del concierto del 7 y 8 de abril, agotadas las entradas, prorrogado a 9 de abril.
Jean, Planet Jean. Nuevo disco ya a la venta, 140 x 100 cm, papel, 2000. Cartel original anuncio del nuevo disco de Planet Jean. Subterfuger record y submarino.com, presentan ...
James Dean, The origin. Jeans, 88.4 x 63 cm,, papel. Cartel original de presentación de la marca. Edición en blanco y negro.
Quinta fira del disc a Mallorca, 81.5 x 67 cm, papel, 2004. Cartel original anuncio de la feria del disco celebrada en Mallorca de 2004.
Trainspotting, la película, 42 x 59.4 cm, papel, 1996. Cartel original anuncio de la película en inglés.
Joan Miró, 45.5 x 68.2 cm, coleccionismo, 2008. Cartel, póster de anuncio de la exposición XXV Aniversario por el Ajuntament de Palma.
John Ulbricht, 125 x 98 cm, óleo sobre tela, 1953. Pintura de vivos colores representativa de la época más surrealista del pintor durante su estancia en México con Ángela Von Neumann en el inicio de su interminable romance, cuando llegaban al continente las manifestaciones más evidentes de la corriente filosófica crítica con el arte academicista que influyó a tantos destacados artistas como Joan Miró. Las obras de éste ya habían llegado a Nueva York a través de Pierre Matisse y avaladas por su admirador y amigo, Ernest Hemingway, quién había adquirido La Masia. John Ulbricht no es ajeno a las influencias que llegaban de Europa y realiza en 1953 esta magnífica obra muy mironiana. Apenas unos años después los dos pintores se conocerán en Mallorca.
Ángela Von Neumann, óleo sobre tela 60 x 100 cm, 1950-1952. Obra singular de la artista estadounidense durante su estancia en México. Forma parte de la serie de abstractos con los que la pintora experimenta con el lenguaje más surrealista en un plano geométrico. El cuadro presenta una composición plana de figuras verticales sobre fondo partido en dos como posible horizonte.
Guillermo Gil, 60 x 73 cm, óleo sobre tela. Obra de finales de la década de los noventa, en la que experimenta con una visión más academicista del paisaje mallorquín. Hay un claro predominio del verde, en superposición sobre los azules grisaceos con morados de las montañas, para dar un efecto de profundidad y lejanía. Todos estos matices fríos contrastan con los tonos verdes, naranjas y ocres que dibujan el primer plano con la casa como tema protagonista.
Guillermo Gil, 60 x 73 cm, óleo sobre tela. Obra de finales de la década de los ochenta, en la que experimenta con una visión más impresionista del paisaje mallorquín. Hay un claro predominio de los tonos grisáceos, para dar un efecto de profundidad y lejanía. Aparece magníficamente representada la atmósfera invernal a punto de una puesta de sol. Todos estos matices fríos contrastan con los tonos verdes, naranjas y ocres que dibujan el primer plano con las casas como tema protagonista.
Guillermo Gil, 60 x 73 cm, óleo sobre tela. Obra de principios del 2000, en la que experimenta con una pincelada más corta para dar más movimiento y vigorosidad al mar, dejando el protagonismo a las rocas que rodean la cala en tonos cálidos y grisáceos a la vez para destacar los efectos de la luz; al fondo una casita que apenas se reconoce, para dar un efecto de profundidad y lejanía.
Pep Gayà, escultura original, única, piedra de mármol, 46 x 32 x12 cm. Espectacular pieza del escultor villafranquero. Con esta obra el artista dialoga con la naturaleza de la propia piedra y la forma que él adapta con la talla y la textura picando el mineral con punzón de hierro.
Pep Gayà, escultura original, única, piedra de mármol, 38 x 30 x 28 cm. Espectacular pieza del escultor villafranquero. Con esta obra el artista marca el desencuentro de dos rostros que nunca se podrán ver porque forman parte de un mismo ser.
Pep Gayà, escultura original, única, piedra de mármol, 35 x 32 x 8 cm. Espectacular pieza del escultor villafranquero. Con esta obra el artista dialoga con la naturaleza de la propia piedra y la forma que él adapta con la talla representando la cabeza de un pato con pico pronunciado.
Ulrich Leman, témpera sobre papel, 50 x 65 cm, 1960. Magnifica pintura demostrativa del entusiasmo que sentía el artista por el paisaje que le rodeaba en Deià. Con ella Leman nos invita a que disfrutemos con él, contemplando esta olivera milenaria, compartiendo las texturas, las formas y la luz de la montaña de Mallorca.
Josep Ventosa, 73 x 92 cm, óleo sobre tela. Pintura de 1950 de gran factura del pintor catalán, inspirado por el paisaje montañoso de la cordillera de Tramuntana de la isla de Mallorca. Con esta obra, que pertenece a toda una serie de paisajes y marinas de la isla, Ventosa se enmarca en el movimiento pictórico catalán novecentista aplicando en el uso de la luz y los colores gran rigor y realismo, utilizando una pincelada meticulosa que demuestra el control que asume el pintor. Será en los años a los que pertenece esta obra cuando el artista alcanza la madurez en la pintura paisajista y la cumbre como novocentista de tanto valor como los impresionistas franceses.
Josep Ventosa, 65 x 81 cm, óleo sobre tela. Pintura de 1950 de gran factura del pintor catalán, inspirado por el paisaje montañoso de la cordillera de Tramuntana de la isla de Mallorca. Els Cornadors es el nombre que reciben las montañas que rodean al recorrido en piedra en seco conocido como el Barranc de Sóller o Biniaraix. Con esta obra, que pertenece a toda una serie de paisajes y marinas de la isla, Ventosa se enmarca en el movimiento pictórico catalán novecentista aplicando en el uso de la luz y los colores gran rigor y realismo, utilizando una pincelada meticulosa que demuestra el control que asume el pintor. Será en los años a los que pertenece esta obra cuando el artista alcanza la madurez en la pintura paisajista y la cumbre como novocentista.
Josep Castellanas, 65 x 81 cm, óleo sobre tela. Representación del valle de Biniaraix, en el termino municipal de Sóller y las montañas L'Ofre (centro, parte superior) y Els Cornadors (derecha, parte superior) al fondo de la composición. El estilo posimpresionista de Castellanas se refleja en este cuadro a partir de una pincelada delicada y rítmica, servida de una gama de colores luminosos en primer termino de una amplia gama de verdes que se entremezclan con los beig de las fachadas de las casas y el campanario y azules grisáceos en un segundo plano, creando una atmósfera bucólica que envuelve el espectador. Los rasgos academicistas de su pintura nos ayudan a reconocer las formas y rasgos tan característicos de la Serra de Tramuntana.
Josep Guinovart, 65 x 65 cm, técnica mixta, instalación, 2004. Esta espectacular obra matérica de Josep Guinovart reúne un trabajo de escultura, collage dibujo y pintura. Es una obra cruciforme, tridimensional, que deja sin palabras al espectador; esta protegida por una urna por su delicadeza. Los caminos trazados seguidos por las caracolas, tiene el punto de encuentro en el cruce. La obra parece no acabarse en los márgenes de la caja, como así lo quiso el artista. Hay que destacar los colores blancos y beig arcilla, que describe el espíritu de Guinovart ligado a la tierra. El dibujo de fondo a lápiz es sencillo, tan primigenio como fundamental en la obra que se termina en su propia firma y datación de la obra; apenas tres años antes de morir.
Bernardí Roig, 71 x 48.5 cm. Técnica mixta sobre papel, abstracto, sobre 1988-89. Obra realizada intencionadamente sobre papel arrugado. Composición de formas en tonos rojos y negro carbón que ocupa una gran superficie del papel. Esta obra de Bernardí Roig forma parte de sus pinturas con técnica mixta de los años 1988 hasta 1990, que recogen conceptos abstractos, algunos y otros, formas que insinúan una suerte de jarrones y jarras, con temas florales. La obra tiene un aspecto de cierto abandono y deterioro que forma parte del mensaje que inicialmente quiere hacer llegar el artista al espectador. El negro a grafito o carbón es el recurso que el artista utiliza para hacer llegar el "escenario empírico".
Albert Ràfols Casamadas, 114x 146 cm. Óleo sobre tela, informalismo abstracto, 1991-93. Obra del artista realizada en la cumbre de su carrera, habiendo recibido numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales. Es una captación de la luz a partir de la oscuridad, las sombras desde el inconsciente o el sueño; el inicio de un despertar. Según la perspectiva, la obra se convierte en tridimensional. Su realización se lleva a cabo en tres años trascendentales para la evolución de su ciudad natal, Barcelona (Juegos Olímpicos 1992), se puede deducir como metáfora poética del momento que vive la capital y su sociedad.
Joan Riera Ferrari, 70 x 70 cm, técnica mixta sobre lienzo, 1996. Magnífico cuadro del pintor Riera Ferrari que expresa toda la naturaleza que rodea el entorno del Torrent de Pareis en "Sa Calobra". Destaca, en primer termino las aguas verdes estancadas en la superficie pedrosa a pie de los acantilados de la playa. En un segundo plano se alza la roca de la montaña acentuada con el claro-oscuro de un día que despunta lleno de luz. Todo resuelto a partir de colores siena tostada, negros y grises en contraste con blancos y beigs ; obra matérica que tanto caracteriza a Riera Ferrari.
Joan Riera Ferrari, 120 x 250 cm, técnica mixta sobre madera, 2005. Espectacular cuadro del pintor Riera Ferrari que resulta del estudio preciso de estos tres acantilados en el margen izquierdo del cuadro y un cuarto acantilado al fondo que recorre del centro a la parte derecha del lienzo. Los islotes en el centro derecha del cuadro compensan el equilibrio del paisaje. Este mismo tema, desde diferentes puntos de vista, así como en fragmentos, fue muy recurrente para Joan Riera Ferrari y aparece en muchos de sus cuadros de la serie Roques. El reflejo en el agua de los monumentales acantilados consiguen un efecto de majestuosidad sobre el gran cuadro.
Joan Riera Ferrari, 43.5 x 35 cm, técnica mixta sobre madera, 2015. Cuadro de dimensiones más reducidas de las que el artista nos tenía acostumbrados; tanto es así, que en 2015 Joan Riera Ferrari realizó una serie que llamó Menuts. Todo cuadros de pequeño formato, se caracterizan por el mar en un primer termino hasta una línea a un primer cuarto del cuadro y el segundo termino es un motivo rocoso que llena todo el resto del cuadro, no aparece el cielo en ninguno de ellos.
María Carbonero, 55 x 45 cm, óleo y acrílico sobre papel. Obra de noviembre de 1985 (indicado en la propia obra) presenta un retrato femenino donde predominan los colores oscuros contrastados con un azul Klein y rojo vibrantes sobre la ropa y labios. Del rostro triste, casi serio, destacan su cabello, mirada y labios siendo esto último el punto de tensión de su rostro.
Antoni Rovira i Ramis, 72 x 59 cm, óleo sobre tela, 1987. Obra paisajística que presenta una vista del pueblo mallorquín Selva (cercano a Inca, ciudad nativa del artista). Con una gama cromática amarilla-verde presenta una vista lejana de la colina sobre la que se construyó el pueblo. Ha suprimido los detalles dejando lo esencial: la representación de la iglesia, centro del pueblo, haciendo que sea este pueblo fácilmente reconocible. Pintado con espátula en su mayoría en algunos detalles se puede observar el uso de pinceles (iglesia).
Llorenç Cerdà, 33 x 51 cm, óleo sobre tela. Paisaje marino mallorquín (primer tercio del siglo XX) del reconocido artista pollensino. Los colores azules y marrones predominan sobre una escena idílica. La composición es en diagonal donde el mar separa una zona lumínica de una oscura creando un contraste y cierto dinamismo; de ahí que toda la atención se la lleve el mar como punto de tensión.
Antoni Ribas, 40 x 28,5 cm, óleo sobre tela, 1874. Paisaje montañoso, como el propio título indica, donde presenta una escena idílica. Predomina la naturaleza dejando mínimas a las tres personas que están representadas. Utiliza colores grises y verdosos habiendo algún contrapunto de colore en las zonas iluminadas de la vegetación; por otro lado, el uso de colores rojizos se reservan a las personas. Ante la representación de la naturaleza como dominante de la composición y la paleta de colores recuerda a la Escuela de Barbizón.
CONSULTAR PRECIO Contáctenos
Ñaco Fabré, 50 x 50 cm + 50 x 50 cm, acrílico sobre dibond, 2015. Estas pinturas geométricas están compuestas por 3 colores (marrón oscuro, gris claro y marrón y marrón oscuro, azul y gris claro) con una organización de franjas horizontales. Esta organización está quebrada puesto que las franjas se superponen parcialmente dando dinamismo. No presenta enmarcación ni tampoco experimentación con la tridimensionalidad. Fueron expuestas por primera vez en el año 2016 con la exposición que tituló "La seducción de la geometría".
Joan Vich, 100 x 100 cm, óleo sobre tela. Pintura original del pintor Joan Vich, donde demuestra su destreza con el pincel y la espátula, desarrollando a partir del uso de estas dos herramientas los contrastes lumínicos que crean las propias granadas y sus hojas, resueltas a partir de colores rojizos, verdes y marrones destacando sobre un fondo amarillo equilibrando los matices de la composición. Destaca la gran sutileza de los detalles como se puede observar en la representación del bol de cristal que retiene las granadas.
Daniel Codorniu, 60 x 120 cm, óleo sobre lienzo. Paisaje marino del artista mallorquín donde muestra una de las calas más relevantes del levante de la isla: Cala Figuera (Santanyí). Ha plasmado parte del puerto, las casas cercanas a éste y unos barcos que pasaban en ese momento. Destaca por el uso de una pincelada suelta y por el uso del óleo aguado creando esa sensación tan característica que podemos observar en el agua. La gama de colores utilizada es de verdes, azules y marrones creando una visión idílica y onírica de este lugar.
Daniel Codorniu, 89 x 114 cm, óleo sobre lienzo. Paisaje marino del artista mallorquín donde muestra una de las calas más relevantes del levante de la isla: Cala Figuera (Santanyí). En este caso se ha centrado en los barcos del puerto y en el luego de luces que crea el atardecer con el agua. Destaca por el uso de una pincelada suelta y por el uso del óleo aguado creando esa sensación tan característica que podemos observar en el agua. La gama de colores utilizada es de verdes, azules y marrones creando una visión idílica y onírica de este lugar.
Daniel Codorniu, 97 x 130 cm, óleo sobre lienzo. Paisaje marino del artista mallorquín donde muestra una vista de uno de los lugares más mágicos de la isla mallorquina: es Caló des Moro. Está situada en el levante/sur de la isla. Destaca por el uso de una pincelada suelta y por el uso del óleo aguado creando esa sensación tan característica que podemos observar en el agua en el que se la ve cristalina. La gama de colores utilizada es de verdes, azules y marrones creando una visión de oasis y desértico de este lugar.
Rafael Pomar, 19 x 24 cm, óleo sobre tabla. Escena costumbrista y paisajista de un zona rural de Mallorca. Presenta una pincelada suelta y empastada y ha usado una paleta de colores cálidos contrastada con grises azulados y verde. Las figuras están abocetadas y el rostro no se puede distinguir en ninguna de las figuras. El paisaje es el que tiene todo el protagonismo, en concreto el árbol que ocupa parte importante de la composición.
Rafael Pomar, 22 x 33 cm, óleo sobre tabla. Escena costumbrista y paisajista de un pueblo mallorquín. Presenta una pincelada suelta y empastada y ha usado una paleta de colores cálidos contrastada con grises y verdes. Las figura humana está abocetada y presenta una gran profundidad realizada a través del cambio de color de los edificios dependiendo de la distancia frente a l figura humana que está en primer plano.
Casimir Tarrassó, 33 x 41, óleo sobre tabla. Pintura paisajista de una cala mallorquina que no se ha podido reconocer. La pincelada es suelta, enérgica y muy empastada recordando al estilo post-impresionista de finales del XIX. La paleta es limitada a verdes y azules, pero eso no implica que no haya una gran riqueza de matices ya que se van superponiendo unos colores sobre otros. El encuadre es de estilo fotográfico y descontextualizado dando una sensación de inestabilidad.
Joan Riera Ferrari, 73 x 60 cm, óleo y técnica mixta sobre lienzo, 2010. Paisaje marítimo con predominio de la formación rocosa, creada a partir de materiales que presentan una gran plasticidad. Los colores oscilan entre los marrones y azules. Representa la costa rocosa de Mallorca desde una perspectiva que roza la abstracción ya que se ha basado en la plasmación de las texturas.
Silla de madera y cuero, de 1925 - 1935, art déco. Mueble de gran belleza por sus formas sinuosas de curvas estilizadas. Su funcionalismo más allá de los artificios, así como los elementos (la madera maciza y el cuero), la aproximan al racionalismo de Le Corbusier. Se encuentra en mal estado por efecto de la carcoma.
Josep Castellanas, 38 x 46 cm, óleo sobre tela. Representación de sa foradada en Deià. El estilo posimpresionista de Castellanas se refleja en este cuadro a partir de una pincelada delicada y rítmica, servida de una gama de colores luminosos en primer termino de una amplia gama de verdes que se entremezclan con los azules del mar cristalino. Los azules grisáceos del cielo, levemente nublado, crean una atmósfera bucólica que envuelve el espectador. Los rasgos academicistas de su pintura nos ayudan a reconocer las formas y rasgos tan característicos de la Serra de Tramuntana.
Josep Castellanas, 38 x 46 cm, óleo sobre tela. Representación del valle Sóller y las montañas al fondo de la composición. El estilo posimpresionista de Castellanas se refleja en este cuadro a partir de una pincelada delicada y rítmica, servida de una gama de colores luminosos en primer termino de una amplia gama de verdes que se entremezclan con los beig de las fachadas de las casas y azules grisáceos en un segundo plano, creando una atmósfera bucólica que envuelve el espectador. Los rasgos academicistas de su pintura nos ayudan a reconocer las formas y rasgos tan característicos de la Serra de Tramuntana.
Martín Garrido, 29,7 x 21 cm, tinta china sobre papel, enero de 2017. Esta obra presenta un retrato en primer plano de un hombre con rostro serio y expresión solemne. La técnica utilizada, la tinta china, ha sido aplicada de tal manera que da este resultado tan característico y único: las líneas finas que conforman el retrato se entremezclan entre manchas, garabatos y rasgaduras en el papel (hay fotos detalle).
Joan Miró, 92 x 63.5 cm, grabado al lavado, aguafuerte y aguatinta sobre papel Arches con filigrana MAEGHT, 1975. Fue impresa por Morsang, en París y publicada en la misma ciudad por Maeght éditeur. La obra gráfica presenta las características de Miró: utilización de los colores puros, como son el azul, el amarillo y el rojo; la liberación del figurativismo y, además, presenta los elementos simbólicos más representativos del artista: la luna y las estrellas. La composición se divide dos partes: el inferior, que presenta a los insectos; y la superior, que es el cielo.
Joan Miró, 96 x 138 cm, aguatinta, filigrana y grattage con cuchilla sobre papel Arches, 1975. Fue impresa por Morsang, en París y publicada en la misma ciudad por Maeght éditeur. La obra, donde predomina el negro con algunos toques de color rojo, azul y amarillo, presenta una serie de huellas de mano trabajadas en la plancha del grabado. El punto de atención está en el centro donde gran parte del soporte está ennegrecido menos una curvada línea blanca y dos gofrados que presentan un toque azul, en el hueco de la izquierda; y un toque rojo, en el de la derecha.
Joan Miró, 91.5 x 63 cm, aguafuerte y aguatinta sobre papel Arches, 1972. Fue impresa por Morsang, en París y publicada en la misma ciudad por Maeght éditeur. Se representa una figura humana, se presume por el título que sea una figura femenina del Antiguo Testamento; con dos cuerpos celestes, dos pájaros y una luna. Los colores primarios, de los que predomina el rojo, contrastan con el negro que asemeja un trazado rápido de un pincel.
Joan Miró, 63.5 x 67 cm, aguafuerte y aguatinta sobre papel Arches con filigrana MAEGHT. Fue impresa por Morsang, en París y publicada en la misma ciudad por Maeght éditeur. Utilizando los colores primarios (rojo, amarillo y azul) con el verde ha realizazo una composición piramidal, dejando al espectador el papel de interpretación. Por el título, se deduce que los seres representados son pájaros (símbolo frecuente en la producción del artista) y están en un carro. En el fondo se observa una estrella que es otro de los símbolos más repetidos en su producción.
Joan Miró, 75.5 x 105.5 cm, aguafuerte, gofrado y aguatinta sobre papel Arches con filigrana MAEGHT, 1970. Fue impresa por Morsang, en París y publicada en la misma ciudad por Maeght éditeur. Esta obra gráfica presenta un tono negro en el fondo que recuerda a la técnica de acuarela. El artista, con la técnica del gofrado, ha reservado zonas del soporte donde ha realizado intervenciones con signos y colores (rojo, azul, verde, rosa, amarillo y negro). En la mitad derecha hay una traza de azul, imitando la técnica pictórica, que rompe la hegemonía negra del fondo. Por el título, Archipel sauvage, se entiende que es una mirada al mar.
Joan Miró, 75.5 x 105.5 cm, aguafuerte, aguatinta y gofrado sobre papel Arches, 1970. Fue publicada en París por Maeght éditeur (Arte Adrien Maeght). Esta obra gráfica presenta un tono negro generalizado en el fondo siendo más intenso en las esquinas que en el centro. En el centro del soporte, donde el negro no es tan intenso hay una mancha de color roja, que recuerda a la acuarela por su transparencia. Al lado de esa mancha roja tan expresiva, hay una pequeña mancha azul sobre la que el artista ha realizado un cuerpo celeste. Para finalizar la composición, ha realizado una línea sinuosa y curvada que pasa por las zonas gofradas del soporte, consiguiendo conducir la mirada hacia el centro. Por el título, Archipel sauvage, se entiende que es una mirada al mar.
Joan Miró, 75.5 x 105.5 cm, aguafuerte, aguatinta y gofrado sobre papel Arches, 1970. Fue impresa por Morsang, en París y publicada en la misma ciudad por Maeght éditeur. Esta obra, de fondo negro, presenta una serie de manchas pictóricas que evocan a la técnica de acuarela, como se observa en el color rosa, en el verde y en el amarillo; en el caso de la mancha roja delimitada por una gruesa línea negra contrastando por su solidez. La composición se completa con grafismos en las zonas donde se ha aplicado el gofrado. Por el título, archipel sauvage, se entiende que hace referencia al mar.
Guillermo Gil, 65 x 100 cm, óleo sobre lienzo. En esta marina de las costas de Santanyí, Gil ha demostrado un gran afán en la experimentación de los matices de color jugando con las capas empastadas de pintura, de ahí que estén tan conseguidas las aguas donde ha sido capaz de captar las transparencias. También se observan estas capas de color, con tal de crear texturas, en las rocas, puesto que ha representado diferentes grados de oxidación. En la composición se puede observar una clara influencia del plano fotográfico al tener objetos cortados por el formato del lienzo.
Artista rusa, 75.5 x 98 cm, óleo sobre lienzo en bastidor, 1996. La escena central destaca por el tronco robusto fusionándose con las figuras femeninas mientras el puma parece vigilar el lugar. La obra, con una temática que recuerda a la mitología griega, presenta una pincelada suelta en el follaje frondoso y bien controlada en la figuración del puma y de la figuración femenina.
Bernardí Celiá, 32.7 x 21, 7 cm, grafito sobre papel. Es un retrato de un personaje masculino. La composición es de un primer plano en el que el punto focal es el rostro. Con un trazo rápido y, presuntamente, continuo; Celiá ha elaborado un retrato rápido y expresivo. Todo el retrato parece abocetado, la nariz, los ojos, las cejas y la boca son insinuados.
Josep Miret, 72.3 x 91.1 cm, óleo sobre lienzo. Esta obra representa la zona de la costa de Sóller, el mar chocando contra las rocas generando espuma. El artista ha querido plasmar el movimiento del mar con una pincelada más rápida y espontánea en la zona de espuma contrastando la pincelada controlada en la zona calmada. Por otro lado, se puede observar la profundidad en la representación de las rocas habiendo un contraste claro tanto en color como en luminosidad entre el primer y el último plano.
Carlos García Cuervas, 71.5 x 90.2 cm, óleo sobre lienzo. Este bodegón destaca por su detallismo, precisión, realización de texturas y transparencias, juego de luces y sombras y el aspecto poético que se puede extraer de él; por todas estas características se la considera una obra realista.
Josep Guinovart, 57 x 66 cm, grabado al aguafuerte, aguatinta, carborundum, punta seca e iluminado a mano, 1989. Es abstracta y muy lineal. La iluminación a mano le da un toque de color al grabado mientras que la combinación de técnicas le da dinamismo. Hay dos contrastes claros en los colores y en las técnicas. Los colores cálidos (rojos) contrastan con el negro y la punta seca contrasta con el aguatinta y el aguafuerte. Juega con la imaginación del espectador evocando en el centro un ordenador portátil (el primero que se comercializó fue en 1981).
Josep Guinovart, 55.7 x 76, litografía, 1976. Esta obra presenta una división horizontal donde los colores se concentran en la franja inferior mientras que el negro y el color gris arena se concentran en la zona superior. Esta abstracción presenta unas líneas sinuosas combinadas con el uso de colores cálidos (marrón, rojo, arena, blanco roto, rosa...) evocando figuras humanas. Es una obra muy libre en la interpretación y busca jugar con la imaginación del observador.
