Guillermo Gil, 60 x 73 cm, óleo sobre tela. El artista ha plasmado un paisaje urbano, posiblemente, de un pueblo de la Sierra de Tramontana como Deyá, consiste en otro de los temas predilectos del artista.
Las obras de Gil son pequeños fragmentos de la isla de Mallorca, cuyas temáticas se centrarán siempre en el archipiélago mallorquín realizando desde marinas, paisajes naturales y rurales a vistas urbanas de los pueblos de la Sierra de Tramontana, principalmente Deià y Valldemossa, dónde lleva a cabo una pintura costumbrista describiendo la vida de sus habitantes. Desde el punto de vista cromático su pintura se caracteriza por una paleta muy variada llena de colores vibrantes, vivos y saturados que se incrementa a partir de la década de los 90, utiliza tonalidades cálidas para describir las paredes de las viviendas que componen sus característicos paisajes rurales de la sierra que se pierden entre la vegetación y la naturaleza del entorno para la cuál selecciona tonalidades más frías dando lugar a una composición llena de contrastes cromáticos. Cabe destacar que Gil no sigue una evolución lineal, sino que irá experimentado y por ello la pincelada variará pero siempre enmarcado dentro del posimpresionismo. Se iniciará en una pintura más academicista y realista generando atmósferas y veladuras, composiciones de grandes masas de pintura con pinceladas pastosas, pero los colores no presentarán tanta intensidad y saturación. Este cuadro se enmarca en la década de los 90, pincelada matérica y cargada que otorga textura y rugosidad a la composición, en detalles de la vegetación como son las hojas de las palmeras el artista lleva a cabo una pincelada más rápida. La obra se encuentra en perfecto estado de conservación y sin enmarcar.
Guillermo Gil, 60 x 73 cm, óleo sobre tela. El artista ha plasmado un paisaje urbano, posiblemente, de un pueblo de la Sierra de Tramontana como Deyá, consiste en otro de los temas predilectos del artista.